domingo, 15 de marzo de 2015

2- VISITA Al DOLMEN, ENCUENTROS CON EL MAGO, LA CAZA...(comentado)


LAS IDEAS RELIGIOSAS DE LOS PUEBLOS PREHISTÓRICOS Y SU REPRESENTACIONES
                                                                           Por Julieta Sepich
   Hace miles de años el sol ya refulgía sobre la Tierra fértil y misteriosa. Los hombres y mujeres del Paleolítico y Neolítico sabían venerar los elementos y las fuerzas naturales. Su sensibilidad era mágica y religiosa. Y artística. Esta diversidad de atributos la evidencian las señales del arte rupestre prehistórico. En este vasto, fluido y sólido artículo, Julieta Sepich nos acercará a los remotos vapores de la prehistoria. Sepich es egresada de la carrera de Imagen y sonido de la Universidad de Buenos Aires. Ella nos hará recorrer la posible dimensión religiosa del hombre prehistórico a través de sus entierros, las diosas de la fertilidad, el simbolismo de las cuevas, menhires y dólmenes y las bellas y plásticas imágenes que esmaltan las paredes de las cavernas que presenciaron los más antiguos ritos del hombre.   
    Al arte Paleolítico le corresponde la duración de aproximadamente 20.000 años, el período que abarca desde el 30.000 al 9.500 aC. Para poder comprender las formas de representación del arte Paleolítico se debe considerar el modo de vida y subsistencia de los hombres de éste período. Tanto el Paleolítico Inferior como el Superior, contenían a un hombre nómada, no productor; es decir, que no modificaba a la naturaleza, sino que tomaba de ella los elementos para la supervivencia.
    Este período tiene como característica principal desde el punto de vista tecnológico, que el hombre no pule la piedra sino que la talla. Pero, ante todo,  una mejor comprensión de las representaciones de los hombres primitivos, nos las aportará una indagación en torno a las ideas religiosas de estos pueblos.
MUERTE Y RELIGIÓN
    Paradójicamente, comenzaremos por las ideas de ultratumba, ya que los enterramientos, que como es natural, son uno de los hallazgos más frecuentes de la arqueología prehistórica, constituyen la fuente más antigua para reconstruir las ideas religiosas de estos pueblos.
   En sitios arqueológicos vinculados con la Prehistoria, no se encontraron lápidas, ni inscripciones que transmitan nombres de divinidades ni de ritos, pero el hecho mismo del enterramiento y del cuidado a los difuntos, demuestra una creencia firme en un "más allá". De otro modo no se explican las ceremonias funerarias y bastaría abandonar los cadáveres o cubrirlos con tierra sin la menor preocupación complementaria.
    Desde los primeros restos conocidos hasta la actualidad, la tumba ha sido el más elemental modo de expresión religiosa y es unas de las pruebas más concluyentes de la creencia en la otra vida, consustancial al hombre, incluso en las tribus de mentalidad religiosa menos desarrollada.
    Sin que la regla sea absoluta, el hombre prehistórico cree en el mantenimiento de la personalidad en el "más allá", con necesidades muy semejantes a las terrenas, como lo demuestran las armas, adornos y alimentos que se ofrendan a los muertos y que todavía se hallan junto a sus restos en las sepulturas
    No olvidemos que para la mentalidad primitiva todas las cosas tienen su alma, y el espíritu del muerto no es más que un alma de especie superior.
    Si el "más allá" está poblado de "fantasmas" humanos, éstos se sirven de fantasmas de colores, de comida, de armas, de utensilios, y utilizan e incluso cabalgan, en fantasmas de animales.
    Estos pueblos enterraban colores junto a los muertos, o pintaban los cadáveres y hasta los bañaban en substancias colorantes. El fin de estos procedimientos es complejo y múltiple. El rojo simboliza y sustituye la sangre, es decir, la energía vital, por lo que pintaban las entradas de las cavernas, ciertos utensilios y hasta sus cuerpos. Empapar un cadáver en color rojo equivalía a multiplicar la potencia vital del difunto en la otra vida. Como la momificación egipcia, el baño paleolítico de ocre rojo era garantía de inmortalidad.

 Podéis seguir buscando información sobre este tema porque es realmente apasionante

En el rincón del hechicero aprendieron muchas cosas sobre las diferentes técnicas de caza
El curtido de la piel
la talla y pulimentación de la piedra 
La diferentes utilizaciones que hacían de los huesos
El origen de la aguja


























El uso de plantas medicinales y rituales mágicos
Les contó un montón de bonitas historias como corresponde a un buen Mago




























Miramos, tocamos, preguntamos, nos entusiasmamos......

Finalmente nos fuimos al Dolmen
Los hombres de la prehistoria dejaron rastro de su existencia. Restos de asentamientos y huesos fósiles son las pruebas que tenemos para saber dónde y cómo vivían. También dejaron muestra de tener inquietudes artísticas y creativas. Además de las pinturas rupestres levantaron curiosas esculturas, como los dólmenes.

Un dolmen es un monumento prehistórico formado por grandes piedras que, colocadas en posición vertical, sujetan otra enorme losa apoyada en horizontal sobre ellas, formando una pequeña construcción. Se calcula que los dólmenes se construyeron a finales del Neolítico. La gran incógnita es cómo aquellos hombres lograron trasladar y levantar piedras de hasta 3 metros de altura sin más ayuda que sus manos.
Existen diferentes teorías sobre para qué se construyeron los dólmenes. Podrían haber servido para marcar el territorio de un grupo concreto o para realizar actividades económicas, pero la idea más extendida es que un dolmen era un monumento funerario, ya que los restos arqueológicos encontrados en su interior confirman esta teoría.
Un dolmen tiene tres partes diferentes. La cámara del dolmen, parte central y con forma circular por lo general; el corredor, que comunica el interior del dolmen con la cámara y el túmulo, montón de tierra que sujeta y cubre las losas verticales, creando un montículo o colina artificial alrededor del dolmen.
Donde más dólmenes se han encontrado es en Europa Occidental y todos tienen una estructura parecida, aunque pueden apreciarse diferentes tipologías. Hay dólmenes sólo con una cámara; dólmenes de corredor, con cámara y pasillo de entrada y, los más sofisticados, dólmenes de galería, en los que el corredor y la cámara son casi de la misma anchura e incluso en algunos casos se pueden distinguir varias cámaras sucesivas.
También aquí trabajarían por equipos
Mientras unos entran en el Dolmen, otros practicarían algunas situaciones de caza
Los ritos funerarios tienen un significado claramente religioso, ya que son, en primer lugar, una respuesta elaborada a la constatación del hecho de la muerte -una reflexión trascendente- y una exaltación de la memoria de los muertos.

El culto a los muertos de las comunidades humanas primitivas implica la presencia de la conciencia de la muerte, probablemente la creencia en los espíritus de los muertos y en una comunidad de difuntos, y casi con toda seguridad, una concepción de la muerte como una prolongación de la vida con unas necesidades más o menos similares a ésta.

Los enterramientos rituales prehistóricos, en los que se ataviaba al difunto con su ajuar, adornos y los atributos de que había gozado en vida, debían de tener ese significado, si no nos empeñamos en creer que sus coetáneos quisieran enterrar con el difunto todo rastro o recuerdo que de alguna manera prolongara la memoria de su presencia entre los vivos; de hecho, todavía nosotros adornamos a nuestros difuntos de esa manera siempre que es posible.

Por cierto, los adornos más usuales debieron de ser los dientes de animales, las conchas y, sobre todo, los caninos de ciervos, éstos tan apreciados que hasta se hicieron imitaciones talladas en cuernos de reno, como se descubrió en un enterramiento de Arcy-sur-Cure, en Francia.

Que algún tipo de culto o trato ritualizado a los muertos fuera ya una realidad en la prehistoria espiritual de nuestros antepasados remotos es un hecho constatado por el hallazgo y estudio de los cadáveres primitivos depositados en las fosas, tendidos o muchas veces en posición fetal, y según rituales tan diversos y tan diversamente emocionales como lo puedan ser hoy en día en las dispares culturas que subyacen a la especie humana común.
INFORMACIÓN GENERAL 
Valencina  de la Concepción cuenta con uno de los más importantes yacimientos prehistóricos de la Península Ibérica. Conocido e investigado desde finales del siglo XIX ha sido objeto de numerosas excavaciones arqueológicas que han sacado a luz construcciones del primitivo poblado como fondos de cabañas, silo o fosos, pero también monumentales construcciones funerarias de la zona de necrópolis, que la convierten en uno de los principales focos del megalitismo peninsular.

 Su extensión superior a las 400 hectáreas lo convierten en uno los más grandes asentamientos del III milenio a.C.

Dolmen de la Pastora
 Se trata de un tholos que muestra el corredor más largo de la Península Ibérica, siendo además significativa su anómala orientación astronómica al ocaso cuando la norma suele ser al orto solar. Esta caracterización unida a su diseño constructivo, sus dimensiones o algunos de los objetos recuperados como las puntas de jabalina le otorgan una consideración que supera su valoración como sepulcro para realzar su significación como lugar sagrado de especial relevancia. Las antiguas fechas manejadas están siendo superadas por investigaciones en curso que retrotraen su construcción varios cientos de años.
















La caza del mamut con piedras de colores













Una tarea de equipo


Vamos a aprender a tirar con arco 

























la casa de un conejito










































Entrada en el dolmen




















El lugar de las ofrendas
Cámara funeraria donde se depositaba al cadáver y su ajuar funerario 
corredor de ceremonia








Esta actividad nos ha encantado
Ha sido fascinante el lugar y todas las cosas que hemos aprendido

Volvemos a Sevilla cansad@s pero content@s

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