Preguntamos por todas las clases por si alguien lo reconocía, como no fue así, vino a por él, Carmen, la hermana de Alejandro que se lo llevó su casa hasta que terminó la jornada escolar.
La veterinaria nos informó de que tenía 3 meses y era un perrito sano.
Le buscamos un hogar de acogida y el pasado lunes encontramos definitivamente a una familia que quiso adoptarlo.
Dice Juan, el portero del Cole que se vino detrás de unos niños que habían ido al parque.
Es una pena que algunas personas consideren a los animales como meros objetos.
Son seres vivos y contra lo que otros opinan, tienen sentimientos. Sientes la soledad, el abandono, la humillación. Si no fuera así ¿por qué responden con tanto amor y fidelidad a las caricias y al cariño?
En clase cada día descubrimos el secreto de algún animal. Cuando le tocó al perro, los niños y niñas preguntaron cuál era el suyo.
El secreto de los perros es que son lobitos que un día decidieron acompañar al ser humano por los caminos de la vida y para eso se hicieron más pequeños, suaves y con aspecto menos fiero, para así no asustar a sus compañeros. Se hicieron al gusto estético de los hombres.
Siempre han estado con nosotros y se sienten tan bien, que ni siquiera tienen intención de evolucionar más. Ayudan a las personas en la caza, guardan las casas, y los rebaños, acompañan a las personas que viven solas. Si se les adiestra, son magníficos y arriesgados policía, que llegan donde, para cualquier persona, podría ser peligroso. Desactivan bombas, rescatan a personas en graves peligros. Son los ojos de muchas personas invidentes y amigos inseparables de muchas otras personas con dificultades para comunicarse.
Nos dan cariño y ternura sin esperar nada.
Son nuestros amigos. Creo que no seríamos quienes somos si este compañero de viaje no hubiera estado siempre con nosotros.
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